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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Notas vinculadas al trabajo infantil

El País

Un control del trabajo infantil

La Asignación Universal por Hijo se ha convertido en una herramienta clave para detectar el empleo de chicos. El sistema apunta a la inclusión educativa. Trabajadores temporarios.
11-07-2010


BUENOS AIRES– La Asignación Universal por Hijo (AUH) que el Estado otorga a las familias de desocupados o trabajadores informales es una herramienta clave para prevenir o detectar el trabajo infantil, coincidieron esta semana referentes de las provincias argentinas reunidos en Buenos Aires.

Las Comisiones Provinciales para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil (Copreti), que conforman representantes de las provincias, sindicatos y cámaras empresariales, concretaron el miércoles, en la sede de la cartera laboral, su XI Encuentro Nacional.

La AUH “ha generado un sistema de contraprestación que apunta a la inclusión educativa y al acceso a la salud, y pone de manifiesto los claroscuros del sistema laboral, lo que nos obliga a generar políticas públicas que alcancen a todos los niños que trabajan”, dijo Silvina de Valle, coordinadora de la Copreti de Santa Fe. Dijo: “Ha aumentado sensiblemente la inclusión escolar”, pero también nos enfrentamos a nuevos desafíos en torno del trabajo infantil, porque hay grupos, como los trabajadores temporarios, en especial los del campo, que si se registran no cobran la asignación.

“Muchos trabajadores temporarios, en particular los cosecheros, plantean a sus empleadores la inquietud de no quedar registrados para poder seguir percibiendo la AUH. Porque al quedar inscriptos, pierden el beneficio, como ocurría con el plan jefes y jefas”, precisó la coordinadora de la comisión. Para De Valle en ésto hay una contradicción, porque “no ocurre lo mismo con las empleadas de casas de familia. Aunque se registren, siguen percibiendo la asignación”. Santa Fe hizo además un informe que muestra “las representaciones sociales de las familias y de los funcionarios sobre el trabajo infantil”.

En ese trabajo, la valoración positiva del empleo de los chicos se evidencia en expresiones de muchas familias como “mejor que esté trabajando y no en la calle” o “es bueno que aprenda el oficio de su padre”.

“Incluso dentro del grupo familiar puede haber una cierta división entre los hijos, según el rendimiento escolar: al niño que le va mal en la escuela, que mejor trabaje”, ejemplificó De Valle.

La representación que tienen los funcionarios también es un dato para trabajar.

“No podemos fijar políticas públicas que protejan a todos los niños del trabajo infantil sino observamos la complejidad” del problema, dijo la referente de Santa Fe. Muchos funcionarios sólo lo ven en el ámbito urbano, en el lustrabotas o el niño que limpia los vidrios de los autos.

En Río Negro, donde los trabajadores temporarios –muchos de ellos frutihortícolas, ladrilleros y la gran comunidad proveniente de países limítrofes– no perciben la AUH, el trabajo infantil es en muchos casos, aunque los niños estén escolarizados, una realidad.

Esto “incluso está instalado como parte de la cultura”, sostuvo María Rosa Gil, directora general de Interior de la Secretaría de Trabajo de la provincia. Aunque hay acciones para sensibilizar a las comunidades, “sabemos que también hay una cuestión cultural que mantiene vigente la práctica del trabajo infantil”, explicó la referente de Río Negro.

En Jujuy, la asignación llega a 170 de los 10.000 niños en situación de recibirla, dijo Mabel Vargas, coordinadora local de la Copreti.

“Buscamos coordinar con Acción Social y Educación acciones para que los niños que no han accedido puedan hacerlo”, explicó la representante jujeña.

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